Un día como educadora social en 2050
HOLAA, hoy he hecho como sería mi día de trabajo como educadora social en 2050.
El sol de las mañanas entra suavemente por las ventanas de mi apartamento, activando la alarma de luz que simula el amanecer. Me visto y reviso mi agenda proyectada en una pantalla flotante. Como educadora social en 2050, la tecnología me ayuda mucho, pero lo más importante sigue siendo el trato con las personas.
A las ocho en punto cojo mi moto eléctrica y me dirijo al Centro de Apoyo Social, un espacio donde ayudamos a personas en riesgo de exclusión. Mi primera tarea del día es acompañar a un grupo de jóvenes migrantes en la búsqueda de empleo. Con gafas de realidad virtual, practican entrevistas de trabajo. Ver cómo ganan confianza en sí mismos me motiva mucho.
Después de la sesión, recibo una alerta en mi auricular: una familia necesita ayuda urgente. Con mi reloj inteligente, reviso su situación y pido una vivienda temporal en uno de los refugios de la ciudad. Voy hacia ellos en un taxi volador y, al llegar, utilizo un traductor para comunicarme en su idioma. Cuando les digo que tienen un sitio seguro donde dormir, veo alivio en sus rostros. En momentos así, recuerdo por qué elegí esta profesión.
Por la tarde, tengo una sesión con personas mayores a través de videollamadas en 3D. Muchos viven solos, pero esta tecnología nos permite pasar un rato juntos. Jugamos a recordar historias de su juventud, y sus risas llenan la sala virtual. Aunque la tecnología ha cambiado muchas cosas, el cariño sigue siendo lo más importante.
Antes de terminar el día, visito una comunidad ecológica donde enseñamos a adolescentes en situación difícil a reciclar y reutilizar materiales. Con una impresora especial, transformamos residuos en nuevos productos. Es una manera de darles herramientas para su futuro.
Al llegar a casa, mi asistente digital me recuerda que debo descansar. Me relajo con música tranquila y pienso en todo lo que hemos avanzado en la educación social. La tecnología ha cambiado el mundo, pero lo esencial sigue siendo lo mismo: escuchar, apoyar y estar ahí para quienes más lo necesitan.
He creado esta foto con ChatGPT.
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