Pensamientos en Voz Alta

¿Por qué nos cuesta tanto vivir el presente? Vivimos en un mundo acelerado, donde todo parece pasar demasiado rápido. Los días se suceden entre tareas, preocupaciones y planes para el futuro. Pero, ¿cuándo fue la última vez que realmente te detuviste a vivir el momento? La mayoría de nosotros hemos aprendido a pensar en lo que viene: el próximo proyecto, la siguiente reunión, las metas a largo plazo. Está bien tener objetivos, claro que sí. Sin embargo, esa constante mirada hacia adelante puede hacer que nos perdamos lo que sucede aquí y ahora. El presente es un espacio fugaz, pero también es el único tiempo que realmente poseemos. No hay pasado al que regresar ni futuro garantizado. Solo este instante, lleno de pequeñas sensaciones, detalles y oportunidades para conectar con nosotros mismos y con quienes nos rodean. Quizás deberíamos recordar que vivir plenamente no significa estar ocupados todo el tiempo, sino ser conscientes de lo que hacemos y sentimos. Escuchar el sonido de la...

Ningún ser humano es ilegal Vivimos en un mundo donde las fronteras valen más que las personas. Miles de migrantes dejan atrás su hogar, su tierra, su historia… buscando algo tan básico como vivir con dignidad. Pero al llegar, se encuentran con muros físicos, legales y sociales. Discriminación, explotación, rechazo. Este podcast no es solo una crítica: es un llamado a ver, a escuchar y a sentir. A reconocer que nadie escoge dónde nacer, pero todos merecemos ser tratados como humanos. Dale play al video y únete a esta reflexión. 

¡HOOOLA! Hoy me ha apetecido hablar un poco sobre a lo que me quiero dedicar en un futuro: la Educación Social. A veces, la educación social se asocia con intervenciones, proyectos, programas o colectivos en riesgo. Pero detrás de todo eso, lo que realmente define nuestra labor es la capacidad de mirar al otro sin juicio y acompañar sin invadir . En otras palabras: empatía. ¿Y si todo empezara por escuchar? Vivimos en una sociedad que muchas veces escucha para responder, pero no para comprender. En nuestro ámbito, esto no es suficiente. No basta con entender lo que alguien dice: hace falta intentar sentir con esa persona, caminar aunque sea unos pasos con sus zapatos, sin apropiarnos de su camino. La empatía no es lástima. Tampoco es intentar “salvar” a nadie. Es presencia, es respeto, es validar sin romantizar ni infantilizar. La educación social no salva, acompaña Como futura educadora social, he empezado a entender que no estamos aquí para dar soluciones mágicas ni para “arregla...